Anestesia general


PROSTATECTOMÍA RADICAL LAPAROSCÓPICA: La prostatectomía radical laparoscópica (PRL) fue descrita por primera vez en 1992 en el Instituto Montsouris de París. En los últimos años se ha convertido en el estándar, reproducible y eficiente para el tratamiento del cáncer de próstata localizado. La PRL reduce la pérdida sanguínea, estancia hospitalaria y coste económico de la cirugía. Las series publicadas hasta ahora demuestran resultados oncológicos y funcionales comparables e incluso tal vez mejores que los que se han visto hasta ahora, en la prostatectomía radical abierta.

La PRL se lleva a cabo con el paciente en posición supina (boca arriba) y en Trendelenburg forzado (la cabeza hacia el suelo y las piernas hacia arriba), que es la postura utilizada para hacer que los intestinos se retraigan superiormente y fuera del campo de operación. El monitor se coloca a los pies del paciente

La principal diferencia entre la PRL y la prostatectomía radical abierta es que con la PRL no hay incisión abdominal como tal. Este hecho explica la virtual completa ausencia de dolor postoperatorio tras la PRL. Los pacientes están completamente despiertos, recuperados y comiendo solo horas después de la operación

Cualquier paciente que consiente a una PRL debe entender el riesgo de convertir la cirugía a una operación abierta., que puede ser necesaria debido a complicaciones intraoperatorias como hemorragia, lesión de estructuras adyacentes a la próstata como vejiga, uréter o recto, problemas con la anastomosis uretrovesical, etc. Factores que pueden aumentar el riesgo de dificultades técnicas y conversión a la cirugía abierta son las terapias hormonales, la radioterapia, la resección transuretal previa o las infecciones.

El promedio de pérdida de sangre con la PRL es de menos de 300 ml, lo cual es una clara mejoría en comparación a lo que se ve con la prostatectomía radical abierta. Esta marcada mejoría probablemente se debe a movimientos quirúrgicos más precisos, una mayor visión del campo operatorio, cauterización más precisa y mantenimiento de la presión hemostática de CO2 a aproximadamente 15 mm Hg.

Como he avanzado anteriormente los resultados oncológicos de la PRL son equiparables a los de la cirugía abierta y en mi serie personal los resultados funcionales son claramente superiores a los descritos en la literatura para la cirugía abierta. Tengo un 100% de continencia a los 3 meses de la cirugía y la tasa de disfunción eréctil postoperatoria ronda el 40%, siendo fácilmente remediada con vasodilatadores orales/inyecciones intracavernosas/prótesis de pene.

NEFRECTOMIA RADICAL / PARCIAL / TUMORECTOMIA LAPAROSCOPICAS/ PIELOPLASTIA LAPAROSCÓPICA En estas cirugías se actúa sobre el riñón para su remodelación, extirpación total o parcial ante procesos benignos o malignos que así lo indiquen. La principal diferencia de la utilización de técnicas mínimamente invasivas respecto a la cirugía tradicional es al igual que en la PRL la mejor visión de las estructuras y la ausencia de dolor postoperatorio, hace que se produzca una mejor y más rápida recuperación y reincorporación a la “vida normal”.